·MODERNISMO·
xxxEl Modernismo fue un movimiento marcado por el anticonformismo. Esa actitud venía provocada por el desacuerdo de los escritores con el espíritu materialista de la sociedad europea de la segunda mitad del siglo XIX. Esa sociedad había nacido con la Revolución Industrial y había llevado al poder político a la clase burguesa, que impondrá una rígida moral y unas pautas de comportamiento férreas. Los escritores modernistas reaccionarán contra esta sociedad de normas y formalismos burgueses, tanto en su comportamiento como en su manera de plantearse la literatura.
xxxComo movimiento literario nace en Hispanoamérica hacia 1885 y lo introduce el poeta nicaragüense Rubén Darío, que lo extenderá hasta la 1ª Guerra Mundial (1914).
xxxLos puntos de referencia que tienen los modernistas son el Romanticismo y dos escuelas poéticas francesas:
·el Parnasianismo: cuyos autores buscaban por encima de todas las cosas la perfección formal de la obra literaria, representando un intento de alejarse de la realidad de su época por medio de la creación de otra realidad artificial en la que sólo importa la belleza.
·el Simbolismo: cuyos autores se proponen ir más allá de lo que se puede percibir con los sentidos. La misión del artista será la de descubrir esas "otras realidades" que existen tras la realidad aparente y luchar con el lenguaje para intentar sugerirla al lector, es decir, emitir significados ocultos.
xxxLos temas característicos del Modernismo son: el desarraigo interior, el malestar ante la sociedad, la melancolía, la evasión hacia lo exótico, y el amor y el erotismo.
xxxLa característica principal es la preocupación por los valores formales, ya que se esmeran en buscar caminos que conduzcan a la belleza. Pero además podríamos señalar su intento de reflejar mediante la palabra múltiples valores sensoriales (auditivos,, visuales, olfativos, etc.); la abundancia de recursos fónicos que son útiles para conseguir la musicalidad del verso; el enriquecimiento léxico por la introducción de cultismos y neologismos; la adjetivación abundante y, en muchos casos, ornamental; la utilización de sinestesias; el uso de metáforas e imágenes originales y deslumbrantes; y en lo referente a la métrica, la preferencia por los versos largos (dodecasílabos, alejandrinos) así como la alteración libre de los versos y el uso de las estrofas tradicionales, por ejemplo: el soneto.
xxxPodemos distinguir dos etapas:
1- Rubén Darío marca el inicio del movimiento con su libro de poemas 'Azul'.
2- Una segunda etapa que tiene como obra cumbre 'Cantos de vida y esperanza', que influirá en los escritores españoles.
xxxEn España, el modernismo fue menos brillante que en Latinoamérica. Se orientó más a la vertiente simbolista, intimista e introspectiva. Destacan los poetas Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina.
xxxTambién se distinguen dos etapas en España:
-La primera representa el modernismo más combativo y permeable a las innovaciones del poeta nicaragüense ('Alma', de Manuel Machado). En su segundo viaje a España, Rubén Darío es aceptado por los jóvenes escritores, que comparten dos actitudes esenciales: la renovación estética y la postura inconformista ante la sociedad burguesa.
-La segunda etapa arranca con la fundación de la revista Helios.
xxxEl Modernismo influyó en dos grandes poetas: Antonio Machado ('Soledades', 'Galerías') y Juan Ramón Jiménez ('Arias tristes'). Asimismo, la influencia modernista también está reflejada en la prosa poética de Juan Ramón Jiménez ('Platero y yo') y de Valle-Inclán ('Sonatas').
·GENERACIÓN DEL 98·
xxxLa pérdida de las últimas posesiones coloniales españolas en 1898 es el detonante de una crisis nacional de grandes dimensiones. Un grupo de escritores protesta y reacciona contra la negativa situación del país: corrupción, atraso cultural, falta de valores, desorientación de la juventud, etc. Es la llamada Generación del 98, integrada por: Pío Baroja, Azorín, Ramiro de Maeztu, Miguel de Unamuno, Antonio Machado y Ramón María del Valle-Inclán. Estos escritores poseen similares preocupaciones e inquietudes existenciales y buscan nuevos valores ideológicos, estéticos y literarios. Influyen en ellos los llamados regeneracionistas, los krausistas y el que es considerado precursor del 98: Ángel Ganivet (autor de Idearium español, una obra en la que estudia con profundidad las causas de la decadencia española).
xxxLos dos grandes temas de la literatura noventayochista son España y las preocupaciones existenciales. Al principio analizan los problemas y vicios del país y desean transformarlo para equipararlo a Europa. Su amor a la nación les lleva a preguntarse por su esencia; encontrarán el alma de España, por una parte, en la pobre y espiritual Castilla, en cuyo austero paisaje ven el genuino reflejo del alma española, y, por otra, en lo que Unamuno llama "intrahistoria" o Azórín "los pequeños hechos", es decir, en las costumbres y la vida cotidiana y silenciosa de millones de hombres y mujeres anónimos que no salen en los libros o en los titulares de los periódicos, pero que, con su labor, han ido haciendo las historia más profunda. Pasan de la idea de europeizar España a la de españolizar Europa, a la vez que reivindican como esencia de lo español la literatura española medieval y clásica: Berceo, el Cid, la Celestina, el Quijote, don Juan...
xxxHallamos en ellos también un marcado influjo filosófico que se observa en sus intensas preocupaciones existenciales (el sentido de la vida, el paso del tiempo, el destino del hombre, la angustia por la muerte, la existencia de Dios...). La reflexión filosófica, la angustia vital y el pesimismo existencial aparecen, por ejemplo, en las novelas de Azorín y en muchas de Baroja. Los conflictos existenciales y religiosos son habituales en la obra ensayística y poética de Unamuno.
xxxEl 98, igual que el Modernismo, reacciona contra la literatura realista, pero, a diferencia de los modernistas, se preocupan más por la verdad, las ideas y la profundidad de los contenidos que por la belleza formal. Huyen del retoricismo y buscan la sobriedad expresiva. Emplean un léxico sencillo, tradicional, natural. Sintácticamente, prefieren las estructuras coordinadas y los párrafos breves. También proponen una renovación de los géneros tradicionales.
xxxEl ensayo, nuevo género dominante junto a la novela, se caracteriza por una concepción híbrida de reflexión de ideas, narración y lirismo descriptivo de tipo impresionista. Muchos son los ensayos en los que se tarta el tema de España o la literatura clásica y se describe con subjetividad y emoción el paisaje castellano, sus gentes, sus pueblos y sus tradiciones.
xxxLa novela adopta una estructura en la que se mezcla lo filosófico con lo existencial y se exponen las ideas y ambientes desde un punto de vista subjetivo. Así ocurre en 'El árbol de la ciencia' (1911), una de las mejores obras de Baroja, el gran novelista de la generación.
xxxLa renovación narrativa es máxima con las novelas de Unamuno, que se caracterizan por su alejamiento de los cánones realistas y el predominio del conflicto existencial. En 'Niebla', la primera de sus nivolas, el tema principal es el determinismo y la libertad del individuo (el protagonista ha decidido quitarse la vida pero, antes de ello, visita al autor y tiene un diálogo con él). Azorín cultivó la novela impresionista y lírica y Valle-Inclán una novela cercana a lo teatral y lo cinematográfico.
xxxLa poesía evoluciona desde la brillantez retórica del Modernismo a la sobriedad expresiva y la preocupación por lo humano con un tono reflexivo, sereno y sentencioso. Unamuno y la segunda etapa de Antonio Machado (tras su inicio como modernista) acogen en su obra el espíritu del 98. Machado publica en 1912 uno de los mejores libros de poesía del siglo XX: 'Campos de Castilla'; en él evoca el paisaje castellano (no descrito de manera simbólica como en 'Soledades', sino de forma más directa y meditativa), reflexiona de manera crítica y a la vez con hondo patriotismo sobre España, recuerda a su joven esposa fallecida recientemente y trata sobre los enigmas de la vida de la muerte.
xxxEn el teatro, la innovación viene de la mano de Ramón María del Valle-Inclán. Crea con 'Luces de bohemia' (1924) el esperpento, nuevo género teatral caracterizado por la degradación de personajes y ambientes, una visión grotesca del mundo y una deformación caricaturesca de la realidad. Su objetivo es criticar la sociedad burguesa y mostrar al mundo el absurdo, el sentido trágico y su disconformidad con la vida española de su tiempo.
·NOVECENTISMO Y VANGUARDIAS·
xxxEn la segunda década del s. XX, frente a los modernistas y a los noventayochistas, surgen dos caminos para diferenciarse de lo anterior: uno convencional y otro totalmente rupturista. El primero es el camino de la regeneración optimista bajo el magisterio de Ortega y Gasset: es la Generación del 14 o Novecentismo; el segundo es el arte nuevo de la vanguardia.
xxxSe agrupa bajo el nombre de Novecentismo o Generación del 14 a un conjunto de escritores con sólida formación universitaria, preferencia por la cultura urbana, apuesta por el europeísmo, alejamiento de la subjetividad, del sentimentalismo y del tono apasionado de algunos escritores de la generación anterior, y rechazo de la tradición romántica y del realismo trivial del s. XIX. Su estilo se caracteriza por la pucritud, la armonía, la claridad, el orden y la sobriedad. Los principales escritores novecentistas son ensayistas, novelistas y poetas que alcanzan su plenitud a partir de 1914.
xxxJosé Ortega y Gasset, considerado el mejor filósofo español del s. XX, es el máximo representante del ensayo novecentista. En 'España invertebrada' (1921) estudia las causas de la decadencia del país, denuncia su aislamiento y reivindica intensamente la europeización. En 'La rebelión de las masas' propone la formación de una minoría selecta de individuos que se impongan al hombre-masa y dirijan a España hacia un futuro mejor.
xxxLos narradores novecentistas se proponen renovar la novela decimonónica aplicando a sus creaciones los principios del movimiento: intelectua-lismo y preocupación formal. El mejor ejemplo de novela intelectual es 'Belarmino y Apolonio' (1921), donde su autor, Ramón Pérez de Ayala, aborda temas universales como el sentido de la existencia, la soledad, el amor y la confrontación entre el hombre vitalista y el pensador. En esta y otras novelas como 'Los trabajos de Urbano y Simona' (1923) o 'Tigre Juan' (1926), emplea técnicas innovadoras como el perspectivismo y el contrapunto. El otro gran novelista fue Gabriel Miró, el estilista más virtuoso de su generación y de toda la narrativa española. En sus novelas predomina la minuciosa descripción de sensaciones, ambientes y paisajes con una prosa sensual, lenta y repleta de metáforas y de una rica adjetivación.
xxxEn la trayectoria poética de Juan Ramón Jiménez, figura capital de la poesía española y Premio Nobel de Literatura en 1956, se observan tres grandes etapas: la primera, que él mismo llama "etapa sensitiva", se caracteriza por la influencia de Bécquer y el Modernismo en libros como 'Arias tristes' o 'La soledad sonora', llenos de intimismo melancólico, decadentismo, sonoridad y fervor por la naturaleza y la belleza; en la "etapa intelectual", que comienza con la publicación en 1916 de 'Diario de un poeta recién casado', abandona la estética modernista y evoluciona hacia una poesía pura: eliminación de lo anecdótico y sentimental, depuración expresiva y predominio de lo conceptual (rompe para ello con la lírica tradicional e introduce el verso libre); la tercera etapa, llamada "suficiente" o "verdadera", la desarrolla en el exilio y en ella lleva a cabo una poesía difícil, abstracta, necesitada de misticismo, en la que el autor depura al máximo el lenguaje en su búsqueda incesante de plenitud absoluta y eternidad (ejemplo de esta época es el libro 'Dios deseado y deseante').
xxxTras el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914, surgen distintos movimientos en Europa que buscan la renovación radical de las formas artísticas. Todos esos movimientos (o ismos) comparten las siguientes características: el rechazo y ruptura con el arte que se había realizado hasta entonces (antitradicionalismo), el afán de experimentación con nuevas formas de expresión e incluso nuevos temas, el carácter elitista, la exaltación de la imaginación creadora y la defensa de la autosuficiencia del arte, que no tiene por qué aparecer vinculado a la realidad.
xxxEl futurismo, de origen italiano, exaltó la velocidad, la energía, el progreso, la industrialización y las máquinas modernas. Propugna la destrucción de la sintaxis y la libertad de las palabras en la poesía (en España lo cultivan esporádicamente algunos poetas de la Generación del 27 como Salinas o Alberti).
xxxEl cubismo -iniciado por Picasso en pintura- descompone la realidad en sus creaciones y reivindica la autonomía de la obra de arte, la simultaneidad de ideas, el 'collage', el caligrama y la poesía visual.
xxxEl expresionismo, originario de Alemania, juega con la experimentación y únicamente admite la subjetividad creadora del artista para captar la esencia espiritual de la realidad.
xxxEl dadaísmo parte de la inutilidad del arte y la cultura tradicional, por lo que propone el nihilismo como forma de vida y balbuceo infantil («dadá») como la literatura más sublime.
xxxEl surrealismo se alejó de la lógica habitual proclamando la libertad absoluta del creador, que busca bucear más allá de la realidad y de la lógica. Pretende descubrir la auténtica realidad, la «super-realidad» que está reprimida y hay que liberarla. Siguiendo a Sigmund Freud, reivindican el subconsciente y el sueño, el símbolo y el mito, y pretenden expresarse por medio de la escritura automática, que supone la transcripción de lo que sugiera y dicte la mente sin que, en teoría, medie la razón lógica. Los surrealistas emplean de modo abundante el verso libre y la aparición de imágenes visionarias, que son asociaciones metafóricas y léxicas arbitrarias y oníricas, casi siempre incomprensibles, ya que están faltas de coherencia y lógica.
xxxAdemás del surrealismo, los otros dos movimientos vanguardistas más importantes en España son el ultraísmo y el creacionismo. Los ultraístas, cuya principal figura fue Guillermo de Torre, aspiran a una literatura intrascendente, sin ninguna finalidad moral o política, sus poemas se convierten en una sucesión de metáforas en forma de caligramas. El creacionismo fue difundido en nuestro país por el chileno Vicente Huidobro y se basa en la idea de que el poeta ha de ser el creador de nuevas realidades, para Huidobro «el arte no debe imitar ni traducir la realidad».
xxxY junto a estas vanguardias de ámbito hispánico, hay que incluir a Ramón Gómez de la Serna, cuya aportación más original y famosa son las greguerías: frases breves en las que define de modo ingenioso y creativo cualquier elemento de la realidad combinando el uso de la metáfora insólita con el humor. Precisamente en la greguería está la base de sus novelas vanguardistas, en las que se identifica con el formalismo y la experimentación, juega con la realidad y la fantasía, la inverosimilitud y la incongruencia, con la estructura y la sintaxis, además de desinteresarse del argumento y sustituirlo por cuadros, divagaciones, definiciones, imágenes...
xxxEn el teatro, la influencia vanguardista también aparece en obras como 'El hombre deshabitado', de Rafael Alberti', o 'El público' y 'Así que pasen cinco años', de Lorca. Son obras de influencia surrealista y de difícil comprensión. El expresionismo influye también en el esperpento de Valle-Inclán, género teatral en el que se produce una deformación sistemática de la realidad para criticar a la sociedad y valores que propone, como ocurre en 'Luces de bohemia'.
·GENERACIÓN DEL 27·
xxxLa generación del 27 estuvo formada, entre otros, por Pedro Salinas, Jorge Guillén, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Gerardo Diego, Rafael Alberti y Dámaso Alonso.
xxxLa denominación del grupo se debe a que seis de ellos se reunieron en Sevilla en 1927 para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Luis de Góngora, poeta clásico al que reivindicaban por sus originales metáforas y el culto a la belleza por encima de todo.
xxxEstos autores comparten varios rasgos generacionales: nacen en torno a 1900, les unen lazos de amistad, tienen una sólida formación intelectual y un talante liberal, progresista y laico, comparten los mismos gustos estéticos y participan en muchas actividades en común.
xxxLos componentes de la generación del 27 no se alzan contra nada. De hecho, son muy respetuosos con la tradición literaria española. Veneran especialmente a Góngora, pero admiran a poetas de la talla de Jorge Manrique, Garcilaso, Quevedo o Lope, y a algunos más recientes como Gustavo Adolfo Bécquer, Rubén Darío, Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez. Su entronque con la tradición literaria española les lleva también a revalorizar la poesía popular (el romancero y el cancionero).
xxxNo tienen un estilo único pero sí hay en todos una clara intención de innovación y de originalidad, así como un cuidado exquisito de la forma para lograr la perfección técnica. Los recursos estilísticos más utilizados son la metáfora y la imagen (que con el surrealismo tendrá un carácter ilógico u onírico, relacionando los objetos por la impresión emocional o por los sentimientos que despiertan). Cultivan tanto el verso libre o el versículo como las estrofas o poemas de versos regulares y tradicionales (sonetos, romances, canción popular, cuartetas, silvas...).
xxxLos poetas de la generación del 27 abordan los grandes temas relacionados con el destino individual del hombre y sus inquietudes íntimas: el amor, la libertad y la muerte. Otro tema relevante es la ciudad, como expresión del progreso o como lugar de desarraigo, explotación y alienación. Y también aparece el tema de la naturaleza en dos vertientes: o próxima a su realidad cotidiana o bien en estado puro.
xxxLa producción poética del 27 atravesó tres etapas:
·en la primera etapa (desde 1918 hasta 1929 aproximadamente) reciben el influjo del vanguardismo español, la teoría estética de Ortega en 'La deshumanización del arte' y la poesía pura de Juan Ramón Jiménez, logrando un equilibrio entre la vanguardia y la lírica tradicional; en este período, las tres tendencias predominantes son: la poesía vanguardista ('Seguro azar' de Salinas, 'Manual de espumas' de Gerardo Diego), la neopopular o tradicional ('Marinero en tierra' de Alberti, 'Poema del cante jondo' y 'Romancero gitano' de Lorca o 'Versos humanos' de Gerardo Diego) y la poesía pura, cuyo poeta más representativo es Jorge Guillén y 'Cántico' el libro en el que expresa el gozo del ser ante la perfección del mundo y la hermosura de la vida.
·en la segunda etapa (que abarca desde 1929 hasta 1939) son tres las corrientes principales: la surrealista, la neorromántica y la poesía social y comprometida; es decisiva en esta etapa la influencia del poeta chileno Pablo Neruda. En todos los miembros de la generación del 27 se intensifica el proceso de rehumanización, llegando en el caso de algunos escritores a darse el caso de sufrir profundas crisis personales y encontrando en el surrealismo una manera de plasmar sus conflictos, como sucede en 'Poeta en Nueva York' de Federico García Lorca, 'Los placeres prohibidos' de Luis Cernuda, 'Sobre los ángeles' de Rafael Alberti o en 'Espadas como labios', 'Pasión por la tierra' y 'La destrucción o el amor' de Vicente Aleixandre, donde el poeta muestra un intenso deseo de fundirse con la naturaleza. En la vertiente neorromántica, además de Cernuda ('Donde habite el olvido') o Lorca ('Sonetos del amor oscuro'), destacan 'La voz a ti debida' y 'Razón de amor' de Pedro Salinas, en los que el amor es descrito como una fuerza poderosa que da plenitud, alegría y sentido a la vida y al mundo.
Y por otro lado, también surge la corriente de poesía social y comprometida con la realidad de su tiempo. De hecho, algunos adoptan posturas muy activas a favor de la causa republicana, como se puede comprobar en libros como 'El poeta en la calle' o 'Entre el clavel y la espada' de Alberti o en 'Cancionero del pan y el pescado' de Emilio Prados.
·En la tercera etapa (desde 1939) predomina en sus libros un tono angustiado debido a los horrores de la guerra. Esta etapa supone la disgregación del grupo. Cada uno sigue su rumbo personal y poético. Lorca fue asesinado y la mayoría se exilia. Permanecen en España Gerardo Diego (que se convierte en referente de la poesía clasicista y arraigada) y Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, que con libros como 'Hijos de la ira' o 'Sombra del paraíso' muestran una profunda desazón existencial en lo que se ha llamado "poesía desarraigada" -también presente en los poetas exiliados-, que alterna lasa diatribas contra los vencedores, la condena por los horrores de la guerra y la denuncia del mundo moderno con la evocación nostálgica de la patria perdida.
xxxA partir de la segunda etapa aparecerá el compromiso social: críticas a la sociedad opresiva, protesta contra la injusticia social de determinados grupos, denuncia de la injusticia y el desastre provocado por la guerra, etc.
xxxTambién podemos destacar la poesía de un genial epígono de la generación del 27: Miguel Hernández. En su trayectoria podemos destacar varias etapas: la poesía vanguardista y gongorina de 'Perito en lunas', la poesía humanizada de corte clásico y neorromántico en 'El rayo que no cesa', la poesía de compromiso socio-político en 'Viento del pueblo' y 'El hombre acecha', y la poesía desarraigada e intimista en 'Cancionero y romancero de ausencias'.
xxxCabe destacar que, aunque no han disfrutado del mismo reconocimiento que los autores del género masculino, hubo muchas mujeres que pertenecieron a la generación del 27: la filósofa María Zambrano, la pintora Maruja Mallo o las escritoras Rosa Chacel, Carmen Conde o Ernestina de Champourcín, entre otras.
-Teoría adjunta sobre los autores de la Generación del 27-
.
·Pedro Salinas es un poeta de obras reflexivas y de sobrio lenguaje, hondos sentimientos y emociones. Algunas de sus producciones más destacadas son: Seguro azar (primera etapa, poesía pura e influencia vanguardista), La voz a ti debida y Razón de amor (de gran carga conceptual), y Todo más claro (última etapa - sobre la deshumanización del mundo). Entre sus ensayos destaca El defensor.
.
·Jorge Guillén destaca por su poesía pura e intelectual, de apertura y exaltación cósmica. Sus versos quedan recogidos en Aire nuestro, que consta de tres obras: Cántico (poemario gozoso y lleno de vitalismo), Clamor -subtitulado "Tiempo de historia" (donde quedan reflejados los aspectos negativos que penetran en la perfección del universo) y Homenaje (con un tono más optimista, con el que se ensalza a diversos personajes).
·Gerardo Diego es autor de una poesía vanguardista (en la línea del Creacionismo) y de otra más tradicional y clásica. En su poesía vanguardista (Imagen, Manual de espumas) hace gala del ingenio, la imaginación y el juego. Busca la belleza verbal y la sugestión. En su vertiente tradicional (Romancero de la novia, Versos humanos, Alondra de verdad) usa estrofas clásicas como el romance, el soneto y la décima para expresar sentimientos y vivencias del alma humana. El lenguaje formal y las elaboradas metáforas son comunes a ambas vertientes de su producción poética.
·Federico García Lorca es el creador de una poesía excepcional tanto de carácter popular como de lenguaje culto. Sus primeros libros fueron Libro de poemas (obra de juventud con influencia vanguardista) y Canciones (serie de breves poemas de sencillez formal, ritmo ágil y tono popular con versos de sentido trágico).
Entre las obras sobre la "Andalucía trágica", figuran Poema del cante jondo (añoranza de la tierra andaluza, poesía de aires populares, ritmo musical y sentido trágico) y Romancero gitano (donde recrea el mundo de los gitanos y en el que incorpora elementos populares y cultos). Su etapa surrealista se centra en Poeta en Nueva York (sentimientos que produce en el autor la vida en esta ciudad; predomina el verso libre, la imagen visionaria y un lenguaje rico en expresividad). Otras obras tardías son Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (elegía a la muerte de un torero amigo suyo), Divan del Tamarit (de gran sugestión árabigo-andaluza y eco dolorido) y Sonetos del amor oscuro (donde el tema amoroso tiene un tono de amargura).
Su obra dramática presenta un profundo sentido trágico y lírico, gran maestría singular y sensibilidad, con temas como la frustración personal o el amor imposible. En las obras lorquianas, la mujer es su protagonista relevante. Las principales obras de teatro son las farsas (Retablillo de don Cristóbal, La zapatera prodigiosa, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín); el drama histórico (donde destaca Mariana Pineda, escrita en verso, con tema amoroso y político que le sirve para llevar a escena a esta heroína ejecutada en Granada en tiempos de Fernando VII por bordar una bandera para los liberales); el teatro vanguardista, donde podríamos destacar El público (críptica obra metateatral) y Así que pasen cinco años (de inspiración surrealista y con difíciles símbolos); las tragedias rurales, con temas como el amor imposible o la oposición entre la realidad y el deseo, donde los personajes en lucha contra las normas sufren opresión por parte de los núcleos sociales y familiares, como ocurre en Bodas de sangre (imposibilidad amorosa debido a la estructura social y a la rivalidad entre dos jóvenes por una mujer -escrita en verso y prosa-), en Yerma (escrita en prosa, sobra la maternidad frustrada de una mujer que acaba matando a su marido) y en La casa de Bernarda Alba (un drama de las mujeres de los pueblos españoles, considerada su mejor obra y con un valor estético de "documental fotográfico).
·Vicente Aleixandre tiene versos de amplio recorrido y es uno de los más intensos y profundos poetas del 27. Podemos destacar las siguientes etapas: la primera, surrealista, con La destrucción o el amor (la naturaleza, el amor y la muerte se funden en unos versos de gran fuerza) y Sombra del paraíso (donde imagina un paraíso perdido, identificado con su infancia, sin dolor ni muerte); la segunda, con Historia del corazón (donde el autor adopta un lenguaje más accesible, con una visión más serena del hombre y del amor); y las últimas obras, Poemas de la consumación y Diálogos del conocimiento, dos obras de poesía reflexiva, concebidas más allá del surrealismo, sobre la base de una composición dialogada tramada por monólogos sucesivos).
·Dámaso Alonso fue un poeta con enorme valor en la lírica española del siglo XX. Entre sus títulos podemos encontrar Poemas puros, Poemillas de la ciudad (obra sugerente y sencilla con influencia de la poesía tradicional y ecos apreciables de Juan Ramón Jiménez y de Antonio Machado), Hijos de la ira (libro de poesía desarraigada y humanizada, donde emplea el verso libre y un lenguaje intenso y desgarrado para expresar su rebeldía, su angustia y su dolor) y Hombre y Dios (dictada por su angustia existencial y su desasosiego).
·Luis Cernuda es la voz del sentimiento amoroso homosexual surcado por la tristeza y el inconformismo en una época llena de injusticias y prejuicios sociales. Escribió, entre otros poemarios Égloga, elegía, oda (poesía clásica, en que manifiesta el mundo al que aspira), Los placeres prohibidos (con aire surrealista, expresa su rebeldía contra las convenciones sociales), Donde habite el olvido (libro íntimamente dolorido) y Desolación de la quimera (publicado en el exilio, donde vierte su amargura y su rencor irredento). Cabe destacar también su libro Ocnos, escrito aparentemente en prosa. Toda su poesía queda recogida bajo el título de La realidad y el deseo. Tiene un lugar especial dentro de la generación del 27 como contrapunto al vitalismo desbordado del resto de poetas del grupo.
·Rafael Alberti recorre todas las vertientes por la que atraviesa la generación del 27, incluyendo el verso combativo en su variado repertorio lírico. Escribió obras como Marinero en tierra (versos gráciles y luminosos, de tristeza y recuerdo de su mar gaditano), Cal y canto (obra de corte gongorino que presenta estrofas clásicas plagadas de imágenes), El poeta en la calle (poesía combativa, social y política que busca la palabra y el verso comprometido), Sobre los ángeles (una de las mejores obras de poesía surrealista española), Entre el clavel y la espada o Retornos de lo vivo lejano (escritas en el exilio, con tono nostálgico). Entre su producción dramática podemos mencionar El hombre deshabilitado, Noche de guerra en el Museo del Prado y El adefesio.
·Miguel Hernández es nombrado como epígono del 27 por Dámaso Alonso debido a su enorme altura literaria. Fue admirado por poetas como Pablo Neruda y Vicente Aleixandre. Escribió algunos de los poemas más hermosos de la lírica española del siglo XX en obras como Perito en lunas, El rayo que no cesa (donde el autor plasma su deseo amoroso con un lenguaje lleno de imágenes), Viento del pueblo (escrito por el poeta empujado por su compromiso social e ideológico, El hombre acecha (eco trágico de la guerra civil española) y Cancionero y romancero de ausencias (victoria simbólica de la palabra dolorida por la guerra y la separación familiar).
·LA POESÍA A PARTIR DE 1936·
xxxTras el final de la Guerra Civil, el panorama cultural en España es desolador. Lorca ha sido asesinado, Unamuno y Machado han muerto, Miguel Hernández está preso y gran parte de la generación del 27 exiliada. Los poetas del exilio siguieron caminos diversos pero coinciden en el tema de España, que es tratado con angustia al principio y un poco más tarde con nostalgia. De los poetas exiliados cabría destacar a dos de ellos, que se establecieron en México: León Felipe, que escribe una poesía de tono vehemente, y Juan Gil-Albert, de una gran sobriedad expresiva y con un tono intimista y reflexivo.
xxxEn España, durante la década de los 40, conviven dos grandes tendencias de distinto signo: la «poesía arraigada» y la «poesía desarraigada». Los poetas arraigados se agrupan en torno a las revistas 'Escorial' y 'Garcilaso', subvencionadas por el régimen franquista, y escriben una poesía serena y clara usando formas métricas tradicionales, predominando el tono íntimo, la musicalidad y los temas amorosos, familiares y patrióticos; de esta vertiente, los poetas más importantes son Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y Luis Rosales (autor de La casa encendida). En 1944, tras la publicación de Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre, de Hijos de la ira de Dámaso Alonso y de la creación de la revista 'Espadaña', surge la poesía desarraigada, una corriente totalmente opuesta a la anterior, cuyos poetas expresan con un tono violento, amargo y desgarrado su sufrimiento, su vacío y desesperación ante una existencia dolorosa a la que no encuentran sentido; sienten dolor ante la fugacidad de la vida y la muerte, así como un gran malestar ante la amarga realidad que les rodea y las consecuencias de la guerra. La angustia existencial, la soledad, la indefensión o el desarraigo son los temas predominantes, así como el tema religioso (enfocado en la búsqueda de Dios o su silencio, sus dudas y hasta su desesperación; y en esta vertiente los poetas más importantes son Victoriano Crémer, Eugenio de Nora y, con matices, las primeras obras de Blas de Otero y José Hierro.
xxxOtras dos tendencias poéticas destacables de esta década son por una parte el postismo, cuyo máximo representante es Carlos Edmundo de Ory y que pretende continuar la poética surrealista y reivindica la libertad creadora y el espíritu lúdico e imaginativo de las vanguardias, y por otro lado la poesía intimista, sensual y neobarroca del grupo cordobés 'Cántico, compuesto, entre otros, por Ricardo Molina y Pablo García Baena.
xxxCasi todos los poetas desarraigados evolucionarán durante la década de los 50 hacia la poesía social, abandonando el intimismo y la subjetividad y dirigiendo su atención al hombre de la calle para intentar reflejar sus problemas y denunciar las desigualdades sociales, las injusticias y la falta de libertad. Es una poesía de compromiso político y social que tiene como tema central España; ahora bien, su protesta ante los males que afectan al país, su inconformismo y su dolor ante la situación dramática nacional no son incompatibles con su amor a la patria y su esperanza en un futuro mejor. Conciben la poesía como un vehículo de comunicación que debe llegar a todos, lo que implica la primacía del contenido sobre la forma y la búsqueda de un lenguaje sencillo y directo; pretenden con ello despertar la conciencia de los individuos y cambiar la sociedad. Los tres autores más representativos de esta corriente son Blas de Otero (Pido la paz y la palabra), Gabriel Celaya (Cantos íberos) y José Hierro (Quinta del 42).
xxxEntre el postismo y la poesía social se podría situar a la poeta Gloria Fuertes, quien juega con el lenguaje para denunciar la realidad injusta y defender la igualdad entre hombres y mujeres y el pacifismo. Otra poeta interesante es Ángela Figuera, que escribe poesía intimista al principio y luego de tipo social; uno de sus mejores libros es Belleza cruel, que tuvo que ser editado en México, pues está lleno de poemas rabiosos y críticos que la censura no habría consentido publicar en España.
xxxPor las mismas fechas que publican sus obras los poetas sociales, inicia su andadura el grupo poético de los 50, que llegará a su plenitud en la década de los 60. De este grupo podríamos destacar a Ángel González (Áspero mundo), Jaime Gil de Biedma (Poemas póstumos), Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad), José Ángel Valente, Carlos Barral, José Agustín Goytisolo y Francisco Brines. Con ellos se acaba la poesía de la posguerra y comienza lo que se ha llamado la poesía del conocimiento, pues entienden la poesía como un medio de conocimiento y expresión de su realidad íntima. Vuelve la preocupación por el ser humano concreto, por su interioridad, por lo existencial, pero sin el patetismo de los poetas desarraigados ni el prosaísmo de los poetas sociales. Los temas más frecuentes son el paso del tiempo, el amor y el erotismo, la soledad, la nostalgia por la infancia y la adolescencia perdidas, la amistad y la familia. Ponen su atención de modo especial en lo cotidiano, muchas veces desde un punto de vista irónico y escéptico no exento de tristeza. En cuanto al estilo, predomina un tono meditativo, reflexivo, el uso de la ironía (a veces en citas o autocitas, paráfrasis o parodias de otros textos) y el empleo de un lenguaje cercano a lo conversacional.
xxxEn la década de 1970 surge una nueva promoción de jóvenes poetas que huyen del realismo, los temas sociales y la estética anterior. Un libro publicado en 1966 es fundamental para el nacimiento de una nueva corriente: Arde el mar, de Pere Gimferrer. Los nuevos poetas son denominados novísimos, ya que muchos de ellos aparecen en la célebre antología Nueve novísimos poetas españoles (publicada en 1970 por José María Castellet). Pere Gimferrer y Guillermo Carnero, autor de Dibujo de la muerte, abrieron el camino a los demás: José María Álvarez, Leopoldo María Panero y Antonio Colinas, entre otros. Estos poetas manifiestan una gran preocupación por los valores estéticos y rechazan tratar en sus versos la realidad cotidiana, el intimismo y el confesionalismo; usan el verso libre, adoptan elementos surrealistas e introducen el collage. El esteticismo, lo decadente, el exotismo, lo urbano, el cosmopolitismo, el barroquismo, la metapoesía y la inclusión de elementos propios de la nueva sociedad de consumo (tebeos, películas, canciones) son otros rasgos frecuentes en sus poemas. Pero el rasgo más común es el llamado culturalismo, entendiendo por tal la abundancia de referencias culturales de todo tipo, para ello emplean a menudo el monólogo dramático, que consiste en contar anécdotas o historias desde la voz de un personaje histórico o ficticio.
·LA NOVELA A PARTIR DE 1936·
xxxDurante la Guerra Civil se produjo una novelística caracterizada, en general, por el maniqueísmo, la actitud combativa y el ataque al bando contrario. Según la crítica, una de las novelas más interesantes de ese período fue Madrid, de Corte a checa (1938), del aristócrata falangista Agustín de Foxá. Una visión opuesta sobre la guerra la ofrecen varios de los novelistas exiliados: Arturo Barea (La forja de un rebelde), Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español), Max Aub, Rosa Chacel o Francisco Ayala, autor éste último de novelas y cuentos que suelen abordar el tema del poder y la violencia. La marcha forzosa de estos narradores, así como la de otros escritores, intelectuales, artistas y científicos, empobreció la vida cultural de la posguerra española.
xxxTras el fin de la guerra, el auge de la novela se inicia con la publicación de La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela, y Nada (1944), de Carmen Laforet. Ambas novelas pertenecen a la tendencia más importante de la década de los 40: la novela realista existencial, que se caracteriza por una visión pesimista y desoladora de la realidad. Los temas tratados suelen ser la incertidumbre, la incomunicación y el sufrimiento de los personajes. La novela de Cela, duro relato de la vida desgraciada de un campesino extremeño, inaugura el denominado "tremendismo", corriente narrativa que plasma con un tono agrio y descarnado los aspectos más crudos y miserables de la realidad (brutalidad, crímenes, horror). La novela existencialista Nada relata el desengaño e insatisfacción de una joven que se ha trasladado a Barcelona a vivir con unos familiares. Esta novela y otras como La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes, y Los Abel, de Ana María Matute, retratan el ambiente opresivo y sórdido de la sociedad española de la posguerra: hambre, atmósfera asfixiante, odio, tristeza, miseria y suciedad.
xxxEn la década de los 50 se desarrolla una nueva tendencia: la novela social, que se caracteriza por un realismo crítico y la presencia de frases cortas, un léxico sencillo y el predominio del diálogo sobre la narración. Los escritores denuncian a través de la novela la pobreza, las injusticias y las desigualdades sociales. Suelen reflejar, por ejemplo, la dureza del mundo rural, la explotación de la clase obrera o la hipocresía, el conformismo y el egoísmo de la burguesía. El tema principal es la propia sociedad española, la soledad individual y colectiva, la división provocada por la guerra, el profundo abismo abierto entre pobres y ricos, entre campo y ciudad, entre vencedores y vencidos. El protagonista ahora es la colectividad o individuos representativos de la sociedad: burgueses, obreros, campesinos, habitantes de los suburbios... La colmena (1951), de Cela, es la precursora de la novela social, y en ella, a través de secuencias narrativas y costumbristas, su autor plasma la vida gris y mediocre de múltiples personajes de la sociedad madrileña de posguerra, hundida en la miseria material y moral. Otros títulos significativos de la llamada generación del medio siglo son: Luis Romero, con La noria (obra que describe un día en la vida de Barcelona a través de más de treinta personajes, con especial preocupación por los más desfavorecidos), Fernández Santos con Los bravos (narración en la que el autor refleja la dura vida del campo y denuncia la ruina, el atraso, la pobreza y la despoblación de un pueblo leonés), Armando López Salinas con La mina (novela que denuncia las condiciones inhumanas en las que trabajan los mineros y los problemas de la emigración campesina hacia la ciudad), Carmen Martín Gaite con Entre visillos (obra que refleja la rutina, el conservadurismo y la hipocresía de la burguesía de una ciudad de provincias, así como las angustias, el aburrimiento y la falta de imaginación de una juventud sin ilusión), o Ana María Matute con Primera memoria (novela que refleja los lamentables efectos de la guerra en los niños y adolescentes). Otros narradores interesantes de esta época son Ignacio Aldecoa, García Hortelano, Juan Goytisolo, Caballero Bonald y Miguel Delibes. Éste último es considerado, junto a Cela, uno de los grandes narradores de la segunda mitad del siglo XX, y suele abordar en sus novelas el mundo rural castellano, la clase media tradicional, la pérdida de la inocencia infantil y la denuncia de todas las formas de degradación del hombre (abuso de poder, injusticia social y destrucción del medio natural); en esta época escribe, entre otras, El camino o La hoja roja.
xxxHay que resaltar también la novela El Jarama (1956), de Rafael Sánchez Ferlosio, obra que muestra la vida anodina de un grupo de jóvenes que pasan juntos un domingo de verano. La importancia de la novela radica en que inicia el llamado objetivismo realista o neorrealismo, cuya característica principal es la presentación de la realidad por parte del narrador sin emitir juicios de valor y sin reflejar directamente la psicología interna del personaje.
xxxDesde 1960 y hasta 1975 aproximadamente, aunque no se abandona completamente la crítica y la preocupación social, prima la experimentación. En la novela experimental, que es la corriente principal de este período, el argumento pierde importancia, surgen nuevas formas de puntuación y tipografía, el lenguaje es más retórico y se emplean nuevas técnicas más complejas como el contrapunto (acciones paralelas), el perspectivismo (puntos de vista distintos sobre la realidad) y el monólogo interior (transcripción del pensamiento del personaje tal como fluye). El personaje, que vuelve a ser individual, suele estar en conflicto consigo mismo buscando su identidad o en lucha con el medio social que trata de destruirlo. La obra que inaugura este nuevo ciclo de la novela española es Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos; una obra que no deja de ser una crítica a la sociedad burguesa, pero en la que el autor se aleja del realismo social y objetivista anterior y en la que introduce técnicas -por influencia de Kafka, Thomas Mann, Joyce y Faulkner- como las tres mencionadas y emplea un lenguaje original, casi barroco, con abundante uso de la metáfora y la ironía, que le sirven para burlar la censura de la época y mostrar una realidad mezquina, sórdida e insatisfactoria, que conduce al protagonista al fracaso de su proyecto vital y a la abulia. Otras novelas representativas de esta tendencia son Volverás a Región de Juan Benet, Si te dicen que caí de Juan Marsé, y Señas de identidad de Juan Goytisolo.
xxxLas tres grandes figuras de la narrativa española de la segunda mitad del siglo XX también escriben novela experimental. Camilo José Cela publica San Camilo, 1936, narración vanguardista ambientada poco antes de que estalle la Guerra Civil, y Oficio de tinieblas (1973), obra en la que mezcla realidad y ficción, prosa y poesía, tercera y segunda persona... En esta época, Miguel Delibes publica también dos de sus mejores obras: Las ratas y Cinco horas con Mario; en la primera evoca el ambiente rural de un pueblo castellano desaparecido a través de una sucesión de anécdotas autobiográficas, y en la segunda una mujer que vela durante toda una noche el cadáver de su esposo realiza un monólogo en el que recuerda escenas de su vida matrimonial. Otro autor destacable es Gonzalo Torrente Ballester, que deja atrás el realismo que predomina en su famosa trilogía Los gozos y las sombras y marca un hito fundamental de la novela contemporánea española de los años setenta con la publicación de La saga/fuga de J. B., novela experimental construida con una desbordante imaginación y en la que lo real convive con lo mítico, lo mágico y lo irracional.
·EL TEATRO A PARTIR DE 1936·
xxxLa Guerra Civil agravó la situación de crisis que se vivía en los escenarios en los años que precedieron a la contienda. A la muerte de los dramaturgos renovadores (Valle-Inclán, Lorca) y al exilio de otros (Max Aub, Alejandro Casona), hay que añadir las difíciles condiciones económicas del país en la posguerra, la instauración de la censura (que limitaba la libertad de expresión) y la competencia del cine.
xxxDesde los años cuarenta, el teatro burgués (heredero de la comedia de Jacinto Benavente) es el que goza de éxito comercial. Está formado por obras bien construidas que tienen elegantes diálogos y personajes que pertenecen a la clase media burguesa, cuyas formas de vida y costumbres retrata a veces con alguna crítica pero nunca con acritud. El amor, los celos, la infidelidad o los conflictos entre padres e hijos suelen ser los temas predilectos. Dramaturgos representativos de este teatro de entretenimiento, muy poco innovador, con final feliz y siempre alejado de la crueldad de la vida son, entre otros, José María Pemán, Ignacio Luca de Tena (¿Dónde vas, Alfonso XII?) o Edgar Neville. Esta tendencia fue cultivada durante toda la mitad del siglo XX por autores como Alfonso Paso (autor de gran éxito en los sesenta y los setenta) o Jaime de Armiñán.
xxxEn el teatro de humor sí hay renovación gracias a Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. El primero escribe comedias de humor inverosímil y disparatado con dos objetivos: presentar una caricatura de la sociedad de la época y romper con las formas tradicionales de lo cómico, sujetas hasta entonces al chiste fácil y lo verosímil; dos de sus obras más recordadas son Eloísa está debajo de un almendro (1940) y Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1946). Miguel Mihura, el otro renovador, distorsiona la realidad proponiendo situaciones ilógicas y absurdas con un lenguaje ingenioso y crítico contra las convenciones burguesas; su obra maestra, Tres sombreros de copa, la estrena en 1952, pero fue escrita veinte años atrás, y en ella refleja el fracaso vital del protagonista, que tiene que amoldarse a las normas de conducta impuestas por una rígida sociedad.
xxxDos estrenos marcan un cambio de rumbo en el teatro: Historia de una escalera (1949), de Antonio Buero Vallejo, y Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre. Con el primero comienza el drama realista, que también se ha llamado realismo social, y que se caracteriza por la combinación de la preocupación existencial con el testimonio o la crítica social. Las inquietudes existenciales derivan pronto hacia el teatro social, es decir, de testimonio y compromiso, que será la tendencia predominante durante las décadas de 1950 y 1960. Buero y otros autores utilizan el drama y un lenguaje realista y crítico para abordar la falta de libertad, la marginación y la desigualdad social; el objetivo es provocar en el espectador una toma de conciencia y una reflexión crítica. El teatro de Buero -considerado por la crítica el mejor dramaturgo español de la segunda mitad del siglo XX- se suele dividir en varias etapas: la existencial (Historia de una escalera, En la ardiente oscuridad), la social o histórica (El tragaluz, El concierto de San Ovidio) y la etapa experimental (La fundación, La detonación). Casi todas sus obras dan testimonio de la lucha que sostienen los personajes para vencer la angustia producida por la consciente mediocridad de su vida cotidiana, al no poder escapar de dicha mediocridad se sienten frustrados o fracasados. Por otro lado, el teatro de Alfonso Sastre pretende reflejar de modo directo el malestar del individuo, que siempre acaba derrotado (La mordaza, Guillermo Tell tiene los ojos tristes); su intención fue concienciar a los ciudadanos y transformar la sociedad con su teatro comprometido de signo antifranquista, pero la censura prohibirá dos de sus mejores obras, La sangre y la ceniza y La taberna fantástica, por la progresiva radicalización de sus tesis revolucionarias.
xxxEn la década de los 60, influidos por Buero y Sastre, un grupo de dramaturgos continúa el teatro realista y social que da testimonio de la situación injusta de la época con un tono desgarrado y una visión a menudo cercana al esperpento valleinclanesco. Temas frecuentes en estos dramas son la intolerancia, la insolidaridad, la explotación de los trabajadores, la necesidad de emigrar, la pobreza o el desarraigo de un personaje angustiado dentro de una atmósfera social opresiva. Algunas de las obras más representativas de este grupo, caracterizado por la denuncia y la protesta, son La camisa de Lauro Olmo, El tintero de Carlos Muñiz y Los salvajes de Puente Genil de José Martín Recuerda.
xxxAdemás del teatro social y realista, en los años sesenta también se representa con éxito otra corriente distinta: el teatro simbólico de Alejandro Casona. Este autor volvió del exilio y reestrenó con mucho éxito obras escritas años atrás como La dama del alba y La barca sin pescador. En esta misma década también comienza su producción Antonio Gala, que se convertirá en uno de los dramaturgos más populares en los años setenta y ochenta, mezclando en sus obras el realismo y el lirismo para abordar sus tres temas principales: la soledad, el amor y la libertad; es autor, entre otras obras, de Los verdes campos del Edén y Anillos para una dama.
xxxHacia 1970 surge, influido por las vanguardias europeas, un teatro renovador y experimentalista en el que pierde importancia la acción y el texto literario en favor de otros elementos del lenguaje escénico: la luz, la expresión corporal, la escenografía, el sonido, el vestuario, el maquillaje expresionista. Algunos de los autores más destacados son, entre otros, Manuel Martínez Mediero (Las hermanas de Buffalo Bill), Miguel Romero Esteo (Pasodoble), José Ruibal (La máquina de pedir) y Luis Riaza (Retrato de dama con perrito). Con un tono pesimista y a través de figuras simbólicas tratan el tema del poder opresor, la injusticia social, la pobreza, la incomunicación, la soledad, la violencia física y verbal; bajo el simbolismo, la farsa alegórica, lo grotesco, el absurdo y el uso de la parábola suele haber una crítica al régimen franquista. Ahora bien, no consiguieron llegar al gran público. En el teatro de renovación tienen protagonismo los grupos de teatro independiente, que realizan espectáculos de gran impacto social en su momento y se rebelan contra el teatro comercial. Entre estos grupos sobresalen el TEI (Teatro Experimental Independiente), Tábano, La Cuadra o los catalanes Teatre Lliure, Els Comediants o Els Joglars. En ellos, la creación colectiva de la obra, la improvisación y la ruptura de las convenciones escénicas de espacio y tiempo desempeñan un papel importantísimo.
xxxOtros dos autores que son influidos por las vanguardias son Fernando Arrabal y Francisco Nieva. El primero funda en su exilio parisino el 'teatro pánico', expresión artística que exalta la locura controlada como modo de sobrevivir ante la crisis de valores de la sociedad moderna. Es un teatro provocador que ataca tabúes sociales. Dos de sus obras más relevantes son Pic-Nic y El triciclo. El teatro de Francisco Nieva pretende provocar la catarsis liberadora en el espectador y mostrar, con una escenografía barroca y cercana al esperpento, la esencia del hombre; dos de sus obras más significativas son La carroza de plomo candente y Pelo de tormenta.
xxxEn la segunda década del s. XX, frente a los modernistas y a los noventayochistas, surgen dos caminos para diferenciarse de lo anterior: uno convencional y otro totalmente rupturista. El primero es el camino de la regeneración optimista bajo el magisterio de Ortega y Gasset: es la Generación del 14 o Novecentismo; el segundo es el arte nuevo de la vanguardia.
xxxSe agrupa bajo el nombre de Novecentismo o Generación del 14 a un conjunto de escritores con sólida formación universitaria, preferencia por la cultura urbana, apuesta por el europeísmo, alejamiento de la subjetividad, del sentimentalismo y del tono apasionado de algunos escritores de la generación anterior, y rechazo de la tradición romántica y del realismo trivial del s. XIX. Su estilo se caracteriza por la pucritud, la armonía, la claridad, el orden y la sobriedad. Los principales escritores novecentistas son ensayistas, novelistas y poetas que alcanzan su plenitud a partir de 1914.
xxxJosé Ortega y Gasset, considerado el mejor filósofo español del s. XX, es el máximo representante del ensayo novecentista. En 'España invertebrada' (1921) estudia las causas de la decadencia del país, denuncia su aislamiento y reivindica intensamente la europeización. En 'La rebelión de las masas' propone la formación de una minoría selecta de individuos que se impongan al hombre-masa y dirijan a España hacia un futuro mejor.
xxxLos narradores novecentistas se proponen renovar la novela decimonónica aplicando a sus creaciones los principios del movimiento: intelectua-lismo y preocupación formal. El mejor ejemplo de novela intelectual es 'Belarmino y Apolonio' (1921), donde su autor, Ramón Pérez de Ayala, aborda temas universales como el sentido de la existencia, la soledad, el amor y la confrontación entre el hombre vitalista y el pensador. En esta y otras novelas como 'Los trabajos de Urbano y Simona' (1923) o 'Tigre Juan' (1926), emplea técnicas innovadoras como el perspectivismo y el contrapunto. El otro gran novelista fue Gabriel Miró, el estilista más virtuoso de su generación y de toda la narrativa española. En sus novelas predomina la minuciosa descripción de sensaciones, ambientes y paisajes con una prosa sensual, lenta y repleta de metáforas y de una rica adjetivación.
xxxEn la trayectoria poética de Juan Ramón Jiménez, figura capital de la poesía española y Premio Nobel de Literatura en 1956, se observan tres grandes etapas: la primera, que él mismo llama "etapa sensitiva", se caracteriza por la influencia de Bécquer y el Modernismo en libros como 'Arias tristes' o 'La soledad sonora', llenos de intimismo melancólico, decadentismo, sonoridad y fervor por la naturaleza y la belleza; en la "etapa intelectual", que comienza con la publicación en 1916 de 'Diario de un poeta recién casado', abandona la estética modernista y evoluciona hacia una poesía pura: eliminación de lo anecdótico y sentimental, depuración expresiva y predominio de lo conceptual (rompe para ello con la lírica tradicional e introduce el verso libre); la tercera etapa, llamada "suficiente" o "verdadera", la desarrolla en el exilio y en ella lleva a cabo una poesía difícil, abstracta, necesitada de misticismo, en la que el autor depura al máximo el lenguaje en su búsqueda incesante de plenitud absoluta y eternidad (ejemplo de esta época es el libro 'Dios deseado y deseante').
xxxTras el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914, surgen distintos movimientos en Europa que buscan la renovación radical de las formas artísticas. Todos esos movimientos (o ismos) comparten las siguientes características: el rechazo y ruptura con el arte que se había realizado hasta entonces (antitradicionalismo), el afán de experimentación con nuevas formas de expresión e incluso nuevos temas, el carácter elitista, la exaltación de la imaginación creadora y la defensa de la autosuficiencia del arte, que no tiene por qué aparecer vinculado a la realidad.
xxxEl futurismo, de origen italiano, exaltó la velocidad, la energía, el progreso, la industrialización y las máquinas modernas. Propugna la destrucción de la sintaxis y la libertad de las palabras en la poesía (en España lo cultivan esporádicamente algunos poetas de la Generación del 27 como Salinas o Alberti).
xxxEl cubismo -iniciado por Picasso en pintura- descompone la realidad en sus creaciones y reivindica la autonomía de la obra de arte, la simultaneidad de ideas, el 'collage', el caligrama y la poesía visual.
xxxEl expresionismo, originario de Alemania, juega con la experimentación y únicamente admite la subjetividad creadora del artista para captar la esencia espiritual de la realidad.
xxxEl dadaísmo parte de la inutilidad del arte y la cultura tradicional, por lo que propone el nihilismo como forma de vida y balbuceo infantil («dadá») como la literatura más sublime.
xxxEl surrealismo se alejó de la lógica habitual proclamando la libertad absoluta del creador, que busca bucear más allá de la realidad y de la lógica. Pretende descubrir la auténtica realidad, la «super-realidad» que está reprimida y hay que liberarla. Siguiendo a Sigmund Freud, reivindican el subconsciente y el sueño, el símbolo y el mito, y pretenden expresarse por medio de la escritura automática, que supone la transcripción de lo que sugiera y dicte la mente sin que, en teoría, medie la razón lógica. Los surrealistas emplean de modo abundante el verso libre y la aparición de imágenes visionarias, que son asociaciones metafóricas y léxicas arbitrarias y oníricas, casi siempre incomprensibles, ya que están faltas de coherencia y lógica.
xxxAdemás del surrealismo, los otros dos movimientos vanguardistas más importantes en España son el ultraísmo y el creacionismo. Los ultraístas, cuya principal figura fue Guillermo de Torre, aspiran a una literatura intrascendente, sin ninguna finalidad moral o política, sus poemas se convierten en una sucesión de metáforas en forma de caligramas. El creacionismo fue difundido en nuestro país por el chileno Vicente Huidobro y se basa en la idea de que el poeta ha de ser el creador de nuevas realidades, para Huidobro «el arte no debe imitar ni traducir la realidad».
xxxY junto a estas vanguardias de ámbito hispánico, hay que incluir a Ramón Gómez de la Serna, cuya aportación más original y famosa son las greguerías: frases breves en las que define de modo ingenioso y creativo cualquier elemento de la realidad combinando el uso de la metáfora insólita con el humor. Precisamente en la greguería está la base de sus novelas vanguardistas, en las que se identifica con el formalismo y la experimentación, juega con la realidad y la fantasía, la inverosimilitud y la incongruencia, con la estructura y la sintaxis, además de desinteresarse del argumento y sustituirlo por cuadros, divagaciones, definiciones, imágenes...
xxxEn el teatro, la influencia vanguardista también aparece en obras como 'El hombre deshabitado', de Rafael Alberti', o 'El público' y 'Así que pasen cinco años', de Lorca. Son obras de influencia surrealista y de difícil comprensión. El expresionismo influye también en el esperpento de Valle-Inclán, género teatral en el que se produce una deformación sistemática de la realidad para criticar a la sociedad y valores que propone, como ocurre en 'Luces de bohemia'.
·GENERACIÓN DEL 27·
xxxLa generación del 27 estuvo formada, entre otros, por Pedro Salinas, Jorge Guillén, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Gerardo Diego, Rafael Alberti y Dámaso Alonso.
xxxLa denominación del grupo se debe a que seis de ellos se reunieron en Sevilla en 1927 para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Luis de Góngora, poeta clásico al que reivindicaban por sus originales metáforas y el culto a la belleza por encima de todo.
xxxEstos autores comparten varios rasgos generacionales: nacen en torno a 1900, les unen lazos de amistad, tienen una sólida formación intelectual y un talante liberal, progresista y laico, comparten los mismos gustos estéticos y participan en muchas actividades en común.
xxxLos componentes de la generación del 27 no se alzan contra nada. De hecho, son muy respetuosos con la tradición literaria española. Veneran especialmente a Góngora, pero admiran a poetas de la talla de Jorge Manrique, Garcilaso, Quevedo o Lope, y a algunos más recientes como Gustavo Adolfo Bécquer, Rubén Darío, Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez. Su entronque con la tradición literaria española les lleva también a revalorizar la poesía popular (el romancero y el cancionero).
xxxNo tienen un estilo único pero sí hay en todos una clara intención de innovación y de originalidad, así como un cuidado exquisito de la forma para lograr la perfección técnica. Los recursos estilísticos más utilizados son la metáfora y la imagen (que con el surrealismo tendrá un carácter ilógico u onírico, relacionando los objetos por la impresión emocional o por los sentimientos que despiertan). Cultivan tanto el verso libre o el versículo como las estrofas o poemas de versos regulares y tradicionales (sonetos, romances, canción popular, cuartetas, silvas...).
xxxLos poetas de la generación del 27 abordan los grandes temas relacionados con el destino individual del hombre y sus inquietudes íntimas: el amor, la libertad y la muerte. Otro tema relevante es la ciudad, como expresión del progreso o como lugar de desarraigo, explotación y alienación. Y también aparece el tema de la naturaleza en dos vertientes: o próxima a su realidad cotidiana o bien en estado puro.
xxxLa producción poética del 27 atravesó tres etapas:
·en la primera etapa (desde 1918 hasta 1929 aproximadamente) reciben el influjo del vanguardismo español, la teoría estética de Ortega en 'La deshumanización del arte' y la poesía pura de Juan Ramón Jiménez, logrando un equilibrio entre la vanguardia y la lírica tradicional; en este período, las tres tendencias predominantes son: la poesía vanguardista ('Seguro azar' de Salinas, 'Manual de espumas' de Gerardo Diego), la neopopular o tradicional ('Marinero en tierra' de Alberti, 'Poema del cante jondo' y 'Romancero gitano' de Lorca o 'Versos humanos' de Gerardo Diego) y la poesía pura, cuyo poeta más representativo es Jorge Guillén y 'Cántico' el libro en el que expresa el gozo del ser ante la perfección del mundo y la hermosura de la vida.
·en la segunda etapa (que abarca desde 1929 hasta 1939) son tres las corrientes principales: la surrealista, la neorromántica y la poesía social y comprometida; es decisiva en esta etapa la influencia del poeta chileno Pablo Neruda. En todos los miembros de la generación del 27 se intensifica el proceso de rehumanización, llegando en el caso de algunos escritores a darse el caso de sufrir profundas crisis personales y encontrando en el surrealismo una manera de plasmar sus conflictos, como sucede en 'Poeta en Nueva York' de Federico García Lorca, 'Los placeres prohibidos' de Luis Cernuda, 'Sobre los ángeles' de Rafael Alberti o en 'Espadas como labios', 'Pasión por la tierra' y 'La destrucción o el amor' de Vicente Aleixandre, donde el poeta muestra un intenso deseo de fundirse con la naturaleza. En la vertiente neorromántica, además de Cernuda ('Donde habite el olvido') o Lorca ('Sonetos del amor oscuro'), destacan 'La voz a ti debida' y 'Razón de amor' de Pedro Salinas, en los que el amor es descrito como una fuerza poderosa que da plenitud, alegría y sentido a la vida y al mundo.
Y por otro lado, también surge la corriente de poesía social y comprometida con la realidad de su tiempo. De hecho, algunos adoptan posturas muy activas a favor de la causa republicana, como se puede comprobar en libros como 'El poeta en la calle' o 'Entre el clavel y la espada' de Alberti o en 'Cancionero del pan y el pescado' de Emilio Prados.
·En la tercera etapa (desde 1939) predomina en sus libros un tono angustiado debido a los horrores de la guerra. Esta etapa supone la disgregación del grupo. Cada uno sigue su rumbo personal y poético. Lorca fue asesinado y la mayoría se exilia. Permanecen en España Gerardo Diego (que se convierte en referente de la poesía clasicista y arraigada) y Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, que con libros como 'Hijos de la ira' o 'Sombra del paraíso' muestran una profunda desazón existencial en lo que se ha llamado "poesía desarraigada" -también presente en los poetas exiliados-, que alterna lasa diatribas contra los vencedores, la condena por los horrores de la guerra y la denuncia del mundo moderno con la evocación nostálgica de la patria perdida.
xxxA partir de la segunda etapa aparecerá el compromiso social: críticas a la sociedad opresiva, protesta contra la injusticia social de determinados grupos, denuncia de la injusticia y el desastre provocado por la guerra, etc.
xxxTambién podemos destacar la poesía de un genial epígono de la generación del 27: Miguel Hernández. En su trayectoria podemos destacar varias etapas: la poesía vanguardista y gongorina de 'Perito en lunas', la poesía humanizada de corte clásico y neorromántico en 'El rayo que no cesa', la poesía de compromiso socio-político en 'Viento del pueblo' y 'El hombre acecha', y la poesía desarraigada e intimista en 'Cancionero y romancero de ausencias'.
xxxCabe destacar que, aunque no han disfrutado del mismo reconocimiento que los autores del género masculino, hubo muchas mujeres que pertenecieron a la generación del 27: la filósofa María Zambrano, la pintora Maruja Mallo o las escritoras Rosa Chacel, Carmen Conde o Ernestina de Champourcín, entre otras.
-Teoría adjunta sobre los autores de la Generación del 27-
.
·Pedro Salinas es un poeta de obras reflexivas y de sobrio lenguaje, hondos sentimientos y emociones. Algunas de sus producciones más destacadas son: Seguro azar (primera etapa, poesía pura e influencia vanguardista), La voz a ti debida y Razón de amor (de gran carga conceptual), y Todo más claro (última etapa - sobre la deshumanización del mundo). Entre sus ensayos destaca El defensor.
.
·Jorge Guillén destaca por su poesía pura e intelectual, de apertura y exaltación cósmica. Sus versos quedan recogidos en Aire nuestro, que consta de tres obras: Cántico (poemario gozoso y lleno de vitalismo), Clamor -subtitulado "Tiempo de historia" (donde quedan reflejados los aspectos negativos que penetran en la perfección del universo) y Homenaje (con un tono más optimista, con el que se ensalza a diversos personajes).
·Gerardo Diego es autor de una poesía vanguardista (en la línea del Creacionismo) y de otra más tradicional y clásica. En su poesía vanguardista (Imagen, Manual de espumas) hace gala del ingenio, la imaginación y el juego. Busca la belleza verbal y la sugestión. En su vertiente tradicional (Romancero de la novia, Versos humanos, Alondra de verdad) usa estrofas clásicas como el romance, el soneto y la décima para expresar sentimientos y vivencias del alma humana. El lenguaje formal y las elaboradas metáforas son comunes a ambas vertientes de su producción poética.
·Federico García Lorca es el creador de una poesía excepcional tanto de carácter popular como de lenguaje culto. Sus primeros libros fueron Libro de poemas (obra de juventud con influencia vanguardista) y Canciones (serie de breves poemas de sencillez formal, ritmo ágil y tono popular con versos de sentido trágico).
Entre las obras sobre la "Andalucía trágica", figuran Poema del cante jondo (añoranza de la tierra andaluza, poesía de aires populares, ritmo musical y sentido trágico) y Romancero gitano (donde recrea el mundo de los gitanos y en el que incorpora elementos populares y cultos). Su etapa surrealista se centra en Poeta en Nueva York (sentimientos que produce en el autor la vida en esta ciudad; predomina el verso libre, la imagen visionaria y un lenguaje rico en expresividad). Otras obras tardías son Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (elegía a la muerte de un torero amigo suyo), Divan del Tamarit (de gran sugestión árabigo-andaluza y eco dolorido) y Sonetos del amor oscuro (donde el tema amoroso tiene un tono de amargura).
Su obra dramática presenta un profundo sentido trágico y lírico, gran maestría singular y sensibilidad, con temas como la frustración personal o el amor imposible. En las obras lorquianas, la mujer es su protagonista relevante. Las principales obras de teatro son las farsas (Retablillo de don Cristóbal, La zapatera prodigiosa, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín); el drama histórico (donde destaca Mariana Pineda, escrita en verso, con tema amoroso y político que le sirve para llevar a escena a esta heroína ejecutada en Granada en tiempos de Fernando VII por bordar una bandera para los liberales); el teatro vanguardista, donde podríamos destacar El público (críptica obra metateatral) y Así que pasen cinco años (de inspiración surrealista y con difíciles símbolos); las tragedias rurales, con temas como el amor imposible o la oposición entre la realidad y el deseo, donde los personajes en lucha contra las normas sufren opresión por parte de los núcleos sociales y familiares, como ocurre en Bodas de sangre (imposibilidad amorosa debido a la estructura social y a la rivalidad entre dos jóvenes por una mujer -escrita en verso y prosa-), en Yerma (escrita en prosa, sobra la maternidad frustrada de una mujer que acaba matando a su marido) y en La casa de Bernarda Alba (un drama de las mujeres de los pueblos españoles, considerada su mejor obra y con un valor estético de "documental fotográfico).
·Vicente Aleixandre tiene versos de amplio recorrido y es uno de los más intensos y profundos poetas del 27. Podemos destacar las siguientes etapas: la primera, surrealista, con La destrucción o el amor (la naturaleza, el amor y la muerte se funden en unos versos de gran fuerza) y Sombra del paraíso (donde imagina un paraíso perdido, identificado con su infancia, sin dolor ni muerte); la segunda, con Historia del corazón (donde el autor adopta un lenguaje más accesible, con una visión más serena del hombre y del amor); y las últimas obras, Poemas de la consumación y Diálogos del conocimiento, dos obras de poesía reflexiva, concebidas más allá del surrealismo, sobre la base de una composición dialogada tramada por monólogos sucesivos).
·Dámaso Alonso fue un poeta con enorme valor en la lírica española del siglo XX. Entre sus títulos podemos encontrar Poemas puros, Poemillas de la ciudad (obra sugerente y sencilla con influencia de la poesía tradicional y ecos apreciables de Juan Ramón Jiménez y de Antonio Machado), Hijos de la ira (libro de poesía desarraigada y humanizada, donde emplea el verso libre y un lenguaje intenso y desgarrado para expresar su rebeldía, su angustia y su dolor) y Hombre y Dios (dictada por su angustia existencial y su desasosiego).
·Luis Cernuda es la voz del sentimiento amoroso homosexual surcado por la tristeza y el inconformismo en una época llena de injusticias y prejuicios sociales. Escribió, entre otros poemarios Égloga, elegía, oda (poesía clásica, en que manifiesta el mundo al que aspira), Los placeres prohibidos (con aire surrealista, expresa su rebeldía contra las convenciones sociales), Donde habite el olvido (libro íntimamente dolorido) y Desolación de la quimera (publicado en el exilio, donde vierte su amargura y su rencor irredento). Cabe destacar también su libro Ocnos, escrito aparentemente en prosa. Toda su poesía queda recogida bajo el título de La realidad y el deseo. Tiene un lugar especial dentro de la generación del 27 como contrapunto al vitalismo desbordado del resto de poetas del grupo.
·Rafael Alberti recorre todas las vertientes por la que atraviesa la generación del 27, incluyendo el verso combativo en su variado repertorio lírico. Escribió obras como Marinero en tierra (versos gráciles y luminosos, de tristeza y recuerdo de su mar gaditano), Cal y canto (obra de corte gongorino que presenta estrofas clásicas plagadas de imágenes), El poeta en la calle (poesía combativa, social y política que busca la palabra y el verso comprometido), Sobre los ángeles (una de las mejores obras de poesía surrealista española), Entre el clavel y la espada o Retornos de lo vivo lejano (escritas en el exilio, con tono nostálgico). Entre su producción dramática podemos mencionar El hombre deshabilitado, Noche de guerra en el Museo del Prado y El adefesio.
·Miguel Hernández es nombrado como epígono del 27 por Dámaso Alonso debido a su enorme altura literaria. Fue admirado por poetas como Pablo Neruda y Vicente Aleixandre. Escribió algunos de los poemas más hermosos de la lírica española del siglo XX en obras como Perito en lunas, El rayo que no cesa (donde el autor plasma su deseo amoroso con un lenguaje lleno de imágenes), Viento del pueblo (escrito por el poeta empujado por su compromiso social e ideológico, El hombre acecha (eco trágico de la guerra civil española) y Cancionero y romancero de ausencias (victoria simbólica de la palabra dolorida por la guerra y la separación familiar).
·LA POESÍA A PARTIR DE 1936·
xxxTras el final de la Guerra Civil, el panorama cultural en España es desolador. Lorca ha sido asesinado, Unamuno y Machado han muerto, Miguel Hernández está preso y gran parte de la generación del 27 exiliada. Los poetas del exilio siguieron caminos diversos pero coinciden en el tema de España, que es tratado con angustia al principio y un poco más tarde con nostalgia. De los poetas exiliados cabría destacar a dos de ellos, que se establecieron en México: León Felipe, que escribe una poesía de tono vehemente, y Juan Gil-Albert, de una gran sobriedad expresiva y con un tono intimista y reflexivo.
xxxEn España, durante la década de los 40, conviven dos grandes tendencias de distinto signo: la «poesía arraigada» y la «poesía desarraigada». Los poetas arraigados se agrupan en torno a las revistas 'Escorial' y 'Garcilaso', subvencionadas por el régimen franquista, y escriben una poesía serena y clara usando formas métricas tradicionales, predominando el tono íntimo, la musicalidad y los temas amorosos, familiares y patrióticos; de esta vertiente, los poetas más importantes son Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y Luis Rosales (autor de La casa encendida). En 1944, tras la publicación de Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre, de Hijos de la ira de Dámaso Alonso y de la creación de la revista 'Espadaña', surge la poesía desarraigada, una corriente totalmente opuesta a la anterior, cuyos poetas expresan con un tono violento, amargo y desgarrado su sufrimiento, su vacío y desesperación ante una existencia dolorosa a la que no encuentran sentido; sienten dolor ante la fugacidad de la vida y la muerte, así como un gran malestar ante la amarga realidad que les rodea y las consecuencias de la guerra. La angustia existencial, la soledad, la indefensión o el desarraigo son los temas predominantes, así como el tema religioso (enfocado en la búsqueda de Dios o su silencio, sus dudas y hasta su desesperación; y en esta vertiente los poetas más importantes son Victoriano Crémer, Eugenio de Nora y, con matices, las primeras obras de Blas de Otero y José Hierro.
xxxOtras dos tendencias poéticas destacables de esta década son por una parte el postismo, cuyo máximo representante es Carlos Edmundo de Ory y que pretende continuar la poética surrealista y reivindica la libertad creadora y el espíritu lúdico e imaginativo de las vanguardias, y por otro lado la poesía intimista, sensual y neobarroca del grupo cordobés 'Cántico, compuesto, entre otros, por Ricardo Molina y Pablo García Baena.
xxxCasi todos los poetas desarraigados evolucionarán durante la década de los 50 hacia la poesía social, abandonando el intimismo y la subjetividad y dirigiendo su atención al hombre de la calle para intentar reflejar sus problemas y denunciar las desigualdades sociales, las injusticias y la falta de libertad. Es una poesía de compromiso político y social que tiene como tema central España; ahora bien, su protesta ante los males que afectan al país, su inconformismo y su dolor ante la situación dramática nacional no son incompatibles con su amor a la patria y su esperanza en un futuro mejor. Conciben la poesía como un vehículo de comunicación que debe llegar a todos, lo que implica la primacía del contenido sobre la forma y la búsqueda de un lenguaje sencillo y directo; pretenden con ello despertar la conciencia de los individuos y cambiar la sociedad. Los tres autores más representativos de esta corriente son Blas de Otero (Pido la paz y la palabra), Gabriel Celaya (Cantos íberos) y José Hierro (Quinta del 42).
xxxEntre el postismo y la poesía social se podría situar a la poeta Gloria Fuertes, quien juega con el lenguaje para denunciar la realidad injusta y defender la igualdad entre hombres y mujeres y el pacifismo. Otra poeta interesante es Ángela Figuera, que escribe poesía intimista al principio y luego de tipo social; uno de sus mejores libros es Belleza cruel, que tuvo que ser editado en México, pues está lleno de poemas rabiosos y críticos que la censura no habría consentido publicar en España.
xxxPor las mismas fechas que publican sus obras los poetas sociales, inicia su andadura el grupo poético de los 50, que llegará a su plenitud en la década de los 60. De este grupo podríamos destacar a Ángel González (Áspero mundo), Jaime Gil de Biedma (Poemas póstumos), Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad), José Ángel Valente, Carlos Barral, José Agustín Goytisolo y Francisco Brines. Con ellos se acaba la poesía de la posguerra y comienza lo que se ha llamado la poesía del conocimiento, pues entienden la poesía como un medio de conocimiento y expresión de su realidad íntima. Vuelve la preocupación por el ser humano concreto, por su interioridad, por lo existencial, pero sin el patetismo de los poetas desarraigados ni el prosaísmo de los poetas sociales. Los temas más frecuentes son el paso del tiempo, el amor y el erotismo, la soledad, la nostalgia por la infancia y la adolescencia perdidas, la amistad y la familia. Ponen su atención de modo especial en lo cotidiano, muchas veces desde un punto de vista irónico y escéptico no exento de tristeza. En cuanto al estilo, predomina un tono meditativo, reflexivo, el uso de la ironía (a veces en citas o autocitas, paráfrasis o parodias de otros textos) y el empleo de un lenguaje cercano a lo conversacional.
xxxEn la década de 1970 surge una nueva promoción de jóvenes poetas que huyen del realismo, los temas sociales y la estética anterior. Un libro publicado en 1966 es fundamental para el nacimiento de una nueva corriente: Arde el mar, de Pere Gimferrer. Los nuevos poetas son denominados novísimos, ya que muchos de ellos aparecen en la célebre antología Nueve novísimos poetas españoles (publicada en 1970 por José María Castellet). Pere Gimferrer y Guillermo Carnero, autor de Dibujo de la muerte, abrieron el camino a los demás: José María Álvarez, Leopoldo María Panero y Antonio Colinas, entre otros. Estos poetas manifiestan una gran preocupación por los valores estéticos y rechazan tratar en sus versos la realidad cotidiana, el intimismo y el confesionalismo; usan el verso libre, adoptan elementos surrealistas e introducen el collage. El esteticismo, lo decadente, el exotismo, lo urbano, el cosmopolitismo, el barroquismo, la metapoesía y la inclusión de elementos propios de la nueva sociedad de consumo (tebeos, películas, canciones) son otros rasgos frecuentes en sus poemas. Pero el rasgo más común es el llamado culturalismo, entendiendo por tal la abundancia de referencias culturales de todo tipo, para ello emplean a menudo el monólogo dramático, que consiste en contar anécdotas o historias desde la voz de un personaje histórico o ficticio.
·LA NOVELA A PARTIR DE 1936·
xxxDurante la Guerra Civil se produjo una novelística caracterizada, en general, por el maniqueísmo, la actitud combativa y el ataque al bando contrario. Según la crítica, una de las novelas más interesantes de ese período fue Madrid, de Corte a checa (1938), del aristócrata falangista Agustín de Foxá. Una visión opuesta sobre la guerra la ofrecen varios de los novelistas exiliados: Arturo Barea (La forja de un rebelde), Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español), Max Aub, Rosa Chacel o Francisco Ayala, autor éste último de novelas y cuentos que suelen abordar el tema del poder y la violencia. La marcha forzosa de estos narradores, así como la de otros escritores, intelectuales, artistas y científicos, empobreció la vida cultural de la posguerra española.
xxxTras el fin de la guerra, el auge de la novela se inicia con la publicación de La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela, y Nada (1944), de Carmen Laforet. Ambas novelas pertenecen a la tendencia más importante de la década de los 40: la novela realista existencial, que se caracteriza por una visión pesimista y desoladora de la realidad. Los temas tratados suelen ser la incertidumbre, la incomunicación y el sufrimiento de los personajes. La novela de Cela, duro relato de la vida desgraciada de un campesino extremeño, inaugura el denominado "tremendismo", corriente narrativa que plasma con un tono agrio y descarnado los aspectos más crudos y miserables de la realidad (brutalidad, crímenes, horror). La novela existencialista Nada relata el desengaño e insatisfacción de una joven que se ha trasladado a Barcelona a vivir con unos familiares. Esta novela y otras como La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes, y Los Abel, de Ana María Matute, retratan el ambiente opresivo y sórdido de la sociedad española de la posguerra: hambre, atmósfera asfixiante, odio, tristeza, miseria y suciedad.
xxxEn la década de los 50 se desarrolla una nueva tendencia: la novela social, que se caracteriza por un realismo crítico y la presencia de frases cortas, un léxico sencillo y el predominio del diálogo sobre la narración. Los escritores denuncian a través de la novela la pobreza, las injusticias y las desigualdades sociales. Suelen reflejar, por ejemplo, la dureza del mundo rural, la explotación de la clase obrera o la hipocresía, el conformismo y el egoísmo de la burguesía. El tema principal es la propia sociedad española, la soledad individual y colectiva, la división provocada por la guerra, el profundo abismo abierto entre pobres y ricos, entre campo y ciudad, entre vencedores y vencidos. El protagonista ahora es la colectividad o individuos representativos de la sociedad: burgueses, obreros, campesinos, habitantes de los suburbios... La colmena (1951), de Cela, es la precursora de la novela social, y en ella, a través de secuencias narrativas y costumbristas, su autor plasma la vida gris y mediocre de múltiples personajes de la sociedad madrileña de posguerra, hundida en la miseria material y moral. Otros títulos significativos de la llamada generación del medio siglo son: Luis Romero, con La noria (obra que describe un día en la vida de Barcelona a través de más de treinta personajes, con especial preocupación por los más desfavorecidos), Fernández Santos con Los bravos (narración en la que el autor refleja la dura vida del campo y denuncia la ruina, el atraso, la pobreza y la despoblación de un pueblo leonés), Armando López Salinas con La mina (novela que denuncia las condiciones inhumanas en las que trabajan los mineros y los problemas de la emigración campesina hacia la ciudad), Carmen Martín Gaite con Entre visillos (obra que refleja la rutina, el conservadurismo y la hipocresía de la burguesía de una ciudad de provincias, así como las angustias, el aburrimiento y la falta de imaginación de una juventud sin ilusión), o Ana María Matute con Primera memoria (novela que refleja los lamentables efectos de la guerra en los niños y adolescentes). Otros narradores interesantes de esta época son Ignacio Aldecoa, García Hortelano, Juan Goytisolo, Caballero Bonald y Miguel Delibes. Éste último es considerado, junto a Cela, uno de los grandes narradores de la segunda mitad del siglo XX, y suele abordar en sus novelas el mundo rural castellano, la clase media tradicional, la pérdida de la inocencia infantil y la denuncia de todas las formas de degradación del hombre (abuso de poder, injusticia social y destrucción del medio natural); en esta época escribe, entre otras, El camino o La hoja roja.
xxxHay que resaltar también la novela El Jarama (1956), de Rafael Sánchez Ferlosio, obra que muestra la vida anodina de un grupo de jóvenes que pasan juntos un domingo de verano. La importancia de la novela radica en que inicia el llamado objetivismo realista o neorrealismo, cuya característica principal es la presentación de la realidad por parte del narrador sin emitir juicios de valor y sin reflejar directamente la psicología interna del personaje.
xxxDesde 1960 y hasta 1975 aproximadamente, aunque no se abandona completamente la crítica y la preocupación social, prima la experimentación. En la novela experimental, que es la corriente principal de este período, el argumento pierde importancia, surgen nuevas formas de puntuación y tipografía, el lenguaje es más retórico y se emplean nuevas técnicas más complejas como el contrapunto (acciones paralelas), el perspectivismo (puntos de vista distintos sobre la realidad) y el monólogo interior (transcripción del pensamiento del personaje tal como fluye). El personaje, que vuelve a ser individual, suele estar en conflicto consigo mismo buscando su identidad o en lucha con el medio social que trata de destruirlo. La obra que inaugura este nuevo ciclo de la novela española es Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos; una obra que no deja de ser una crítica a la sociedad burguesa, pero en la que el autor se aleja del realismo social y objetivista anterior y en la que introduce técnicas -por influencia de Kafka, Thomas Mann, Joyce y Faulkner- como las tres mencionadas y emplea un lenguaje original, casi barroco, con abundante uso de la metáfora y la ironía, que le sirven para burlar la censura de la época y mostrar una realidad mezquina, sórdida e insatisfactoria, que conduce al protagonista al fracaso de su proyecto vital y a la abulia. Otras novelas representativas de esta tendencia son Volverás a Región de Juan Benet, Si te dicen que caí de Juan Marsé, y Señas de identidad de Juan Goytisolo.
xxxLas tres grandes figuras de la narrativa española de la segunda mitad del siglo XX también escriben novela experimental. Camilo José Cela publica San Camilo, 1936, narración vanguardista ambientada poco antes de que estalle la Guerra Civil, y Oficio de tinieblas (1973), obra en la que mezcla realidad y ficción, prosa y poesía, tercera y segunda persona... En esta época, Miguel Delibes publica también dos de sus mejores obras: Las ratas y Cinco horas con Mario; en la primera evoca el ambiente rural de un pueblo castellano desaparecido a través de una sucesión de anécdotas autobiográficas, y en la segunda una mujer que vela durante toda una noche el cadáver de su esposo realiza un monólogo en el que recuerda escenas de su vida matrimonial. Otro autor destacable es Gonzalo Torrente Ballester, que deja atrás el realismo que predomina en su famosa trilogía Los gozos y las sombras y marca un hito fundamental de la novela contemporánea española de los años setenta con la publicación de La saga/fuga de J. B., novela experimental construida con una desbordante imaginación y en la que lo real convive con lo mítico, lo mágico y lo irracional.
·EL TEATRO A PARTIR DE 1936·
xxxLa Guerra Civil agravó la situación de crisis que se vivía en los escenarios en los años que precedieron a la contienda. A la muerte de los dramaturgos renovadores (Valle-Inclán, Lorca) y al exilio de otros (Max Aub, Alejandro Casona), hay que añadir las difíciles condiciones económicas del país en la posguerra, la instauración de la censura (que limitaba la libertad de expresión) y la competencia del cine.
xxxDesde los años cuarenta, el teatro burgués (heredero de la comedia de Jacinto Benavente) es el que goza de éxito comercial. Está formado por obras bien construidas que tienen elegantes diálogos y personajes que pertenecen a la clase media burguesa, cuyas formas de vida y costumbres retrata a veces con alguna crítica pero nunca con acritud. El amor, los celos, la infidelidad o los conflictos entre padres e hijos suelen ser los temas predilectos. Dramaturgos representativos de este teatro de entretenimiento, muy poco innovador, con final feliz y siempre alejado de la crueldad de la vida son, entre otros, José María Pemán, Ignacio Luca de Tena (¿Dónde vas, Alfonso XII?) o Edgar Neville. Esta tendencia fue cultivada durante toda la mitad del siglo XX por autores como Alfonso Paso (autor de gran éxito en los sesenta y los setenta) o Jaime de Armiñán.
xxxEn el teatro de humor sí hay renovación gracias a Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. El primero escribe comedias de humor inverosímil y disparatado con dos objetivos: presentar una caricatura de la sociedad de la época y romper con las formas tradicionales de lo cómico, sujetas hasta entonces al chiste fácil y lo verosímil; dos de sus obras más recordadas son Eloísa está debajo de un almendro (1940) y Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1946). Miguel Mihura, el otro renovador, distorsiona la realidad proponiendo situaciones ilógicas y absurdas con un lenguaje ingenioso y crítico contra las convenciones burguesas; su obra maestra, Tres sombreros de copa, la estrena en 1952, pero fue escrita veinte años atrás, y en ella refleja el fracaso vital del protagonista, que tiene que amoldarse a las normas de conducta impuestas por una rígida sociedad.
xxxDos estrenos marcan un cambio de rumbo en el teatro: Historia de una escalera (1949), de Antonio Buero Vallejo, y Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre. Con el primero comienza el drama realista, que también se ha llamado realismo social, y que se caracteriza por la combinación de la preocupación existencial con el testimonio o la crítica social. Las inquietudes existenciales derivan pronto hacia el teatro social, es decir, de testimonio y compromiso, que será la tendencia predominante durante las décadas de 1950 y 1960. Buero y otros autores utilizan el drama y un lenguaje realista y crítico para abordar la falta de libertad, la marginación y la desigualdad social; el objetivo es provocar en el espectador una toma de conciencia y una reflexión crítica. El teatro de Buero -considerado por la crítica el mejor dramaturgo español de la segunda mitad del siglo XX- se suele dividir en varias etapas: la existencial (Historia de una escalera, En la ardiente oscuridad), la social o histórica (El tragaluz, El concierto de San Ovidio) y la etapa experimental (La fundación, La detonación). Casi todas sus obras dan testimonio de la lucha que sostienen los personajes para vencer la angustia producida por la consciente mediocridad de su vida cotidiana, al no poder escapar de dicha mediocridad se sienten frustrados o fracasados. Por otro lado, el teatro de Alfonso Sastre pretende reflejar de modo directo el malestar del individuo, que siempre acaba derrotado (La mordaza, Guillermo Tell tiene los ojos tristes); su intención fue concienciar a los ciudadanos y transformar la sociedad con su teatro comprometido de signo antifranquista, pero la censura prohibirá dos de sus mejores obras, La sangre y la ceniza y La taberna fantástica, por la progresiva radicalización de sus tesis revolucionarias.
xxxEn la década de los 60, influidos por Buero y Sastre, un grupo de dramaturgos continúa el teatro realista y social que da testimonio de la situación injusta de la época con un tono desgarrado y una visión a menudo cercana al esperpento valleinclanesco. Temas frecuentes en estos dramas son la intolerancia, la insolidaridad, la explotación de los trabajadores, la necesidad de emigrar, la pobreza o el desarraigo de un personaje angustiado dentro de una atmósfera social opresiva. Algunas de las obras más representativas de este grupo, caracterizado por la denuncia y la protesta, son La camisa de Lauro Olmo, El tintero de Carlos Muñiz y Los salvajes de Puente Genil de José Martín Recuerda.
xxxAdemás del teatro social y realista, en los años sesenta también se representa con éxito otra corriente distinta: el teatro simbólico de Alejandro Casona. Este autor volvió del exilio y reestrenó con mucho éxito obras escritas años atrás como La dama del alba y La barca sin pescador. En esta misma década también comienza su producción Antonio Gala, que se convertirá en uno de los dramaturgos más populares en los años setenta y ochenta, mezclando en sus obras el realismo y el lirismo para abordar sus tres temas principales: la soledad, el amor y la libertad; es autor, entre otras obras, de Los verdes campos del Edén y Anillos para una dama.
xxxHacia 1970 surge, influido por las vanguardias europeas, un teatro renovador y experimentalista en el que pierde importancia la acción y el texto literario en favor de otros elementos del lenguaje escénico: la luz, la expresión corporal, la escenografía, el sonido, el vestuario, el maquillaje expresionista. Algunos de los autores más destacados son, entre otros, Manuel Martínez Mediero (Las hermanas de Buffalo Bill), Miguel Romero Esteo (Pasodoble), José Ruibal (La máquina de pedir) y Luis Riaza (Retrato de dama con perrito). Con un tono pesimista y a través de figuras simbólicas tratan el tema del poder opresor, la injusticia social, la pobreza, la incomunicación, la soledad, la violencia física y verbal; bajo el simbolismo, la farsa alegórica, lo grotesco, el absurdo y el uso de la parábola suele haber una crítica al régimen franquista. Ahora bien, no consiguieron llegar al gran público. En el teatro de renovación tienen protagonismo los grupos de teatro independiente, que realizan espectáculos de gran impacto social en su momento y se rebelan contra el teatro comercial. Entre estos grupos sobresalen el TEI (Teatro Experimental Independiente), Tábano, La Cuadra o los catalanes Teatre Lliure, Els Comediants o Els Joglars. En ellos, la creación colectiva de la obra, la improvisación y la ruptura de las convenciones escénicas de espacio y tiempo desempeñan un papel importantísimo.
xxxOtros dos autores que son influidos por las vanguardias son Fernando Arrabal y Francisco Nieva. El primero funda en su exilio parisino el 'teatro pánico', expresión artística que exalta la locura controlada como modo de sobrevivir ante la crisis de valores de la sociedad moderna. Es un teatro provocador que ataca tabúes sociales. Dos de sus obras más relevantes son Pic-Nic y El triciclo. El teatro de Francisco Nieva pretende provocar la catarsis liberadora en el espectador y mostrar, con una escenografía barroca y cercana al esperpento, la esencia del hombre; dos de sus obras más significativas son La carroza de plomo candente y Pelo de tormenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.